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La ciudad de Villarrica, ubicada en el sur de la actual Región de la Araucanía, Chile, fue fundada por el Adelantado don Gerónimo de Alderete, quien bajo las órdenes del gobernador don Pedro de Valdivia estableció la ciudad en el mes de abril del año 1552. En aquella ocasión se instalaron cincuenta vecinos.

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Varios historiadores locales han señalado que el nombre original de esta ciudad no fue el de Santa María Magdalena de La Villa Rica, como señala el conocimiento popular, sino simplemente Villa Rica. La razón de ello, era la convicción de los primeros conquistadores de que existían allí abundantes yacimientos de oro y plata. La alteración histórica del nombre se debió a la existencia de la iglesia parroquial de la ciudad, cuya patrona era dicha santa. Las órdenes religiosas de los franciscanos, dominicos y mercedarios estuvieron presentes en la nueva ciudad para brindar apoyo espiritual a los colonos y establecer relaciones de intercambio comercial con los líderes indígenas.

Sin embargo, al estar enclavada en pleno territorio mapuche, su historia está llena de luchas, resistencias y revueltas. De hecho, en 1554 la ciudad fue abandonada por los españoles luego de la derrota en la Batalla de Tucapel, en la que murió el propio Pedro de Valdivia, y se produjo el primer levantamiento general indígena liderado por el toki (líder general mapuche en tiempo de guerra) Leftraru, más conocido como Lautaro. La ciudad fue reducida a cenizas. Villarrica recién fue refundada al siguiente año, en 1555, cuando el Virreinato del Perú ordenó repoblarla una vez derrotada la sublevación general mapuche.

Tras varios esfuerzos de reconstrucción, el Capitán General de Chile, don García Hurtado de Mendoza, oficializa la refundación en 1559 y el pueblo fue reconstruido sobre las ruinas del anterior.

La discontinua historia de Villarrica cuenta que desde esa fecha y hasta el año 1598, la ciudad floreció en población y arquitectura, debido al factor económico de la explotación minera de oro y plata, además del comercio de esclavos, vino y sal, con las ciudades de Córdoba y Buenos Aires (actual Argentina). Hacia 1599, tras el Desastre de Curalaba, la ciudad volvió a caer frente al asedio mapuche, el cual duró tres años, con continuos cercos y escaramuzas que cortaron la comunicación con el resto de la Capitanía General de Chile. La población de Villarrica, mermada por el hambre, murió poco a poco a lo largo de esos años. Las crónicas cuentan que los colonos españoles llegaron a comer sus propios libros y recurrir al canibalismo. La ciudad finalmente fue desocupada en el año 1602. El 7 de febrero de ese último año, se rindieron los 11 hombres y 13 mujeres que quedaban, y la ciudad cayó en poder del toki Millacalguin, quien ordenó que fuera quemada por completo. Las siete personas rescatadas del cautiverio narraron a los cronistas la caída de Villarrica, la última ciudad española desaparecida al sur del río Biobío.

Comenzó así un largo período en el que sus ruinas fueron abandonadas, hasta que entre el 31 de diciembre de 1882 y el 1 de enero de 1883, en lo que pasaría a la historia como el Parlamento de Putúe, con acuerdo del gobierno del joven Estado chileno y de los mapuche, se produjo una nueva refundación, y con ello, la incorporación del territorio de la Araucanía al territorio del Estado de Chile, tras un cruento proceso de ocupación militar y de negociaciones con los líderes mapuche.

En esa oportunidad, los lonko (líderes comunitarios mapuche) Saturnino Epulef, Leandro Penchulef y Luis Aburto Akiñanko (cuyo ancestro Wentekura guiara al Ejército Libertador y al general José de San Martín para sellar la independencia de Chile), junto al coronel Gregorio Urrutia acordaron, no sin cierta resistencia, que el gobierno chileno tomara posesión pacífica del área en forma definitiva.

Ante posibles nuevas sublevaciones indígenas, las autoridades decidieron construir un fuerte aledaño a Villarrica, que protegiera su población. Así nacería la ciudad de Pucón.

Las modificaciones al territorio y la entrega de éste a colonos chilenos y holandeses del área de Villarrica, Loncoche y Gorbea, y el rico intercambio cultural que se produjo con la población mapuche, dieron inicio al desarrollo de las actividades comerciales, agrícolas e industriales, y a la llegada de población de diversos orígenes a la ciudad, destacando hasta hoy la presencia de las comunidades palestina, libanesa y alemana, que hicieron grandes aportes y avances a la comunidad. En 1904 fueron colonizadas las tierras al norte de Villarrica y los mapuche fueron trasladados a reducciones, y en 1916 se creó la Comuna de Villarrica. Hitos como el primer puente carretero sobre el río Toltén (1924), el ferrocarril (1933) y el camino costero Villarrica-Pucón (1940) potenciaron la incipiente actividad turística de Villarrica.

La presencia de un bello volcán de nieves eternas, con un lago rodeado de bosques y con una rica fauna, gatilló la temprana aparición del flujo turístico en la comuna. Así, especialmente en la década de 1980, y desarrollándose velozmente a lo largo de los 90´s y 2000, dando especial relevancia a la infraestructura y diversificación de los servicios turísticos, y a la notoria presencia del pueblo mapuche en esta actividad.

En la última década, Villarrica se ha posicionado como centro de la zona lacustre, gracias a su atractiva oferta turística, de servicios, cultura, eventos y de entorno natural, y se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de la región y el país, al cual llegan turistas nacionales y de todo el mundo.